miércoles, marzo 21, 2012

La frontera del alba y la casuística del azar

Desde hace unos días ya veía que por fin iba a liberarme de unas cuantas cosas que bloqueaban mi tiempo físico y (sobre todo) mental, por lo que se atisbaba el momento en el que poder retomar, irregularmente, como siempre, la actividad de este blog. Para ello, pensaba utilizar como excusa algo que tenía pendiente desde hace semanas: recomendar un blog y una exposición, ambos de una buena amiga personal, más allá de los círculos cibernéticos a los que estamos acostumbrados. Esa es la razón por la que ayer me dediqué a remozar mínimamente el blog, algo que llevaba años sin hacer por pura pereza directamente heredada de Oblomov (ahora puesto de moda en la última novela de Vila-Matas). En esas estaba ayer cuando llegué a una vieja entrada en la que hablaba de una sesión maratoniana de filmoteca (El zapato de raso, de Oliveira) en la que había compartido sala con Erice y con Arrita. De este último no me había dado cuenta, y alguien me dio el chivatazo en un comentario del blog. Vi que el comentario era de una tal Belén, por lo que mi curiosidad me hizo pinchar en ella y descubrí que su apellido era Espejo. Belén Espejo... Me sonaba de algo. Pinché en su blog y entonces, allí mismo, descubrí el cartel de la exposición que yo iba a recomendar... Allí estaba ella, compartiendo cartel con mi amiga Alicia. Alicia Castilla, que ya es momento de decirlo. En la sala Freedonia estaríamos, por lo tanto, sin saberlo, el día de la inauguración de la exposición, los tres visitantes ocasionales del dormitorio de nuestra querida Maud. Y nosotros, mientras tanto, pensando que vivíamos en una gran ciudad...*

Después de la curiosidad paso a lo importante, que es la exposición de Alicia y otros ocho jóvenes artistas. Lo dicho, en la Sala Freedonia hasta el 8 de abril. Aunque esto presume ser solo el principio






Y con esto aprovecho para recomendar también el blog de la arquitecta y artista Alicia (Lamiel), La frontera del alba, muy afín a todo lo que nos gusta por aquí, garrelianamente afrancesado desde la misma cabecera, gozosamente stendhaliano y deudor de Georges Perec en su concepción del mundo como juego y como colección de listas... Sus dibujos y collages no tienen desperdicio, pero tampoco sus comentarios cinematográficos, directos y precisos, cazados al vuelo, iluminados por ráfaga, sin necesidad de dar más vueltas.




En fin, de aquí en adelante, cuando se pueda y apetezca (que, ahora mismo, apetece), más comentarios de películas y de libros.

*Y esto tiene todavía más historia, porque resulta (aunque de eso acabo de darme cuenta ahora) que no era la auténtica Belén Espejo la que firmaba aquel comentario, sino alguien, visitante frecuente de estos lares y fugazmente encontrado últimamente por la calles de Lavapiés, que decía no haberse "deslogueado del ordenador de mi señora"